Uriel Montoya Gomez

URIEL MONTOYA GÓMEZ.

Nace el 20 de mayo de 1982 en la cabecera municipal de Loreto, Zacatecas (específicamente en la casa de mi tía Martha), durante la mañana de ese día había mucho sol, de hecho, hacía calor, por la tarde el clima se descompuso y se volvió un día con mucho aire y un terregal, como si el mismo clima anunciara el nacimiento una persona cuyo carácter sería indomable.

De muy pequeño, padeció una enfermedad que casi lo llevó a la muerte, por alguna razón dejaba respirar y hasta se ponía morado, recuerdo una ocasión que fuimos a sepultar a una persona de San José al panteón de Villa García, como el clima estaba fresco, nuestra madre, Martha, yo y otras personas nos fuimos en la caja de la camioneta de Jesús Campos Marín, mientras que a Uriel se lo llevaron en la cabina, justo llegando, Domitila Campos Montoya, le entregó a Uriel a mi madre, ya estaba morado y rápido lo llevaron al doctor. Desde muy pequeño demostró ser un sobreviviente.

Los años pasaron y su carácter inquieto siempre estuvo manifiesto, siempre fue muy travieso, nunca le gustó estudiar, aunque no fue nada tonto.

Jamás midió el peligro, en alguna ocasión se sentó en una biznaga y llegó a la casa con las nachas llenas de espinas y nuestra madre hizo lo que cualquier madre hubiera hecho, en otra ocasión jugando con una avalancha reconstruida que, en lugar de volante, tenía una varilla, sufrió un lamentable accidente que pudo haberlo dejado sin hijos.

Estudió en la primaria Narciso Mendoza y durante un periodo, cuando estaba en segundo grado, en lugar de ir a la escuela se iba al cerro a cuidar las vacas acompañando a Pedro Ortega, esta situación y muchas otras hicieron que reprobara el año, recuerdo perfectamente que cuando nuestra madre se enteró de lo que hacía Uriel, lo llevó a la escuela y se lo entregó al maestro con todo y una vara para que lo castigara cada que intentara escaparse.

La vida en la escuela no le resultó muy agradable y eso quedó muy claro cuando también reprobó quinto grado, hasta le puse de apodo “El Burro”; él quería ser vaquero y pidió en reiteradas ocasiones que le compraran una vaca y un caballo, nunca se compró un caballo, pero la vaca sí, pero obviamente nuestra madre fue la que terminó haciéndose cargo de ella.

Cuando entró a la Secundaria Técnica #5 de Villa García no corrió con mucha suerte, su carácter irreverente, le causó algunos problemas y terminó abandonando ese proceso, sin embargo, nuestra madre lo inscribió casi a fuerza en la Telesecundaria que apenas iniciaba en San José, nada más para no variar, se volvió a salir. Lo dicho, nunca le gustó la escuela.

Hizo intentos de trabajar en algunas maquiladoras de la ciudad de Aguascalientes, pero rápido entendió que los salarios que percibía, siempre le resultarían insuficientes y en marzo de 1998 sale con destino a Estados Unidos en calidad de “mojado” a ser compañero inseparable de nuestro padre, siempre fue muy trabajador y se desarrolló en varios trabajos hasta que encontró lo que fue su pasión “manejar camiones”, fue tanta que terminó comprando uno, luego otros, siempre haciendo equipo con nuestro padre en este trabajo como en los anteriores.

A los 29 años aproximadamente, enfermó de diabetes, siempre dijo que se hizo diabético porque se cayó de una moto y se asustó, descubrir esa enfermedad, fue el inicio del fin, lamentablemente no se cuidó de manera adecuada y al cabo de un tiempo, derivó en insuficiencia renal, posteriormente en diálisis y desde ese momento fue considerado en “lista de espera” para un trasplante… lamentablemente nunca llegó.

Siempre con un alto espíritu altruista, dispuesto a ayudar a los demás, ese altruismo, hoy lo hace trascender a la muerte ya que varios de sus órganos han sido donados para salvar vidas, él murió esperando un riñón y dona el corazón, pulmones e hígado, sigues vivo en otros cuerpos.

Despedimos al hijo, al hermano, al padre, al amigo que siempre tendió su mano a quien lo necesito y la recibió de quien necesitó, porque en esta vida “recibes lo que das”, “cosechas lo que siembras” y Uriel Montoya Gómez ha recibido el cariño de muchas personas que sin lugar a dudas le querremos siempre, a todos nos ha dejado recuerdos y más de uno, seguro será una carcajada porque siempre fue muy ocurrente, tan así que el 16 de febrero se le ocurrió morirse, dejando un hueco enorme en nuestros corazones.

Hasta siempre hermano, hasta siempre Uriel Montoya Gómez